Conveniente
No quiero ser conveniente. Quiero abrirte el pecho con lo que pasa por mi cabeza, salirme por la tangente para llegar dando vueltas nuevamente al punto de partida.
Quiero preguntar preguntar y preguntar, porque con el tiempo cambian las respuestas y con cada una me vuelvo a transformar.
No me digas, por favor, lo que quiero escuchar, ni uses palabras bonitas para calmarme o jugar. Esto es importante, este pensamiento que como una espina, hasta que no lo saque no va a dejar de molestar.
No quiero tu cordialidad, no sé qué hacer con ella. Te la cambio por tu sinceridad agridulce y espesa. No importa que a veces duela, no importa cuántas veces me pierda, porque la música me traerá de vuelta.
Sueño despierta, miro al vacío de lo desconocido, rebotan mis anhelos, como en un espejismo donde cobran vida propia cuando los verbalizo.
Es cierto, esto no es conveniente, y no me enseñaron a ser fuerte, más bien me arroparon con dudas, restricciones y miedos, adornadas con otros nombres para que me sirvieran de consuelo.
Frente a ti me desnudo, me despojo de sinsentidos y me quedo con la sensibilidad como vestido. Una tela indestructible de neón de todos los colores.
Por eso te repito, no quiero ser conveniente, quiero ser desvelo, adrenalina y ganas. Quiero cambiar las reglas del juego y hacer la apuesta más alta. Quiero que me tengas en frente y quieras encontrar la manera de hacer un camino conmigo.