El día de la palabra
Los domingos soy sensible a las ausencias
por eso salgo, hago planes
para evitar la luz que se cuela por los agujeros
que cubren lo que no quiero ver
un salón de antigüedades
lleno de sábanas, de fantasmas.
Revelan lo que me incomoda
por eso, los domingos escribo
porque ese día tengo tiempo para ver mi reflejo
sin la prisa de la semana, de la rutina.
Duelen,
se alargan y se encogen a capricho
y no el mío.
Me dan en la madre
en la que no soy
en la que veo en otros rostros
en la que buscaba en mi adolescencia.
Los domingos duelen
y le subo a la música para llenar el silencio
por eso, cerca de las cinco
en el ocaso del día
cuando ya lo he intentado todo
escribo.