Incertidumbres y certezas
Él es Sebas. Hoy cumple nueve años. Ella es Carolina, su mamá, que soy yo. Tenemos nueve años jugando a ser hijo y mamá.
Tengo una foto del momento en que lo supe. Era relativamente pronto. No recuerdo si ya tenía un retraso. Era un domingo día de la madre e iba a un almuerzo familiar a un restaurante de comida de mar y por precaución, no debía comer mariscos, así como no debía tomar bebidas alcohólicas y nosecuantas recomendaciones más.
Creo que pedí algo rarísimo para el lugar al que fuimos. Un arroz con pollo. Nadie preguntó nada. Estábamos en una mesa redonda de madera y tomamos tinto de verano o sangría. Eso en contraparte me lo permití. Nadie dijo nada. Nadie tendría por qué decir nada.
Me hice una foto sabiendo que me sentía rara. Con esa cara de duda de lo que estaba pasando dentro de mí. Con la luz de la tarde de regreso a casa me sentía rara y no podía ponerle el dedo exactamente a rara cómo. Era la certeza de la incerteza. Y eso, ese sentimiento me acompañaría a lo largo de todos estos años. La maternidad está llena de incertidumbre.
Las nauseas que no se van pero no terminan en nada. Ese sueño raro que no se sacude y que ataca temprano, a mí, que soy tan nocturna. Anda a descansar me estabas diciendo.
Entonces la duda se transformaba. La certeza, como tú, crecía muy lentamente, casi de manera imperceptible. Qué iba a saber yo en aquel momento qué tanto nos puede expandir el amor.
El otro día me dijiste que querías tacos. Me reí y recordé que eso fue lo último que comí antes de que llegaras al mundo.
A las 3am rompimos fuentes. Rompimos -inserte meme de Bugs Bunny comunista- porque ese trabajo no lo hice yo sola. Como explotar un globo y abrir las compuertas de una represa. Todo muy raro, muy increíble. Le escribo un mensaje a Lau, mi mejor amiga: Ay fuck… rompí fuentes.
Un plop interno y luego todo alrededor pasando en velocidad 2x y yo en 0.5x, parada frente al armario, pensando qué me pongo si sigo con esta gotera entre las piernas.
No fuiste ni Guillermo, ni Bruno, ni Alicia, ni Emiliana. Fuiste Sebastián “Duraznito” Minghetti Ardila. Porque eras redondito y con la piel aterciopelada. Así comenzó este juego.
Hoy cumples nueve años. Espero que los recuerdes. Tendrás una fiesta, una piñata, amigos, familia, regalos.
Los nueve. El último año en que te llamaré “el ser humano pequeño”.
Los nueve. Los míos los recuerdo bien. Fue mi primer cumpleaños con mi mejor amiga y ahora ella es tu madrina y tenemos la suerte de que vino desde otro continente para acompañarnos y celebrarte.
Sebas, la vida está llena de incertidumbre, pero hoy tengo la certeza que te quiero con el alma y el corazón, y que desde que tú llegaste I’m living ultralife.