La danza de los seres extraños

Carolina Ardila
2 min readJul 28, 2022

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No estoy viendo mi reflejo en sus pupilas
estoy viendo el mundo,
uno bañado de idealismo y utopía.
No podría ser de otra forma.
Ojos miel que miran con pasión y compasión,
que no ven sombras sino alas,
las mismas alas que pido no me dé
porque desde allá arriba
con esa vista
¿por qué querría uno volver?.

Si he de poner los pies en la tierra
quiero que sea para ver las nubes
transitando en esa autopista aérea
a veces gris, a veces multicolor,
mientras el tiempo se disuelve
la tranquilidad me invade
y donde podemos tener conversaciones
sin pronunciar palabra.

Sin embargo hablamos
y las palabras fluyen
como dos ríos que se encuentran
en un mismo cauce.

Podría contárselo todo
y sin que lo sepa lo estoy haciendo
solo tendría que descifrar mis códigos,
mis muecas,
porque aunque desvistamos todos mis secretos
creo que no sentiría vergüenza.

Intentando no volar,
descubrí que detrás de esa boca
de esos labios
habita la misma dulzura que transmite
multiplicada al infinito.
Sí, al infinito,
la hipérbole que intenta explicar
lo que no cabe en palabras
lo que siento
en una danza
una caricia a todos mis miedos,
la más dulce de mis equivocaciones.

Yo no sé dibujar
lo intento, a veces, sin mucho éxito
pero por él
estoy trazando mapas en mi cabeza
de cada centímetro de piel
que de mis ojos se esconde.
Por eso, si he de bajar al mundo
quiero que sea para dibujarlo
con la punta de los dedos.
Cada rasgo, cada borde, cada expresión,
cada huella de vida, cada historia escondida,
mientras el mundo adquiere otro sabor,
así como el tinto
que ahora en mi lengua sabe distinto
y si se encuentra con la suya
se hace una fiesta,
una danza de seres extraños,
y allí, nuestro encuentro cobra sentido.

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Carolina Ardila
Carolina Ardila

Written by Carolina Ardila

Como diría Alicia, la del país de las maravillas: A duras penas se quién soy. Se quién era cuando me levanté, pero he cambiado varias veces desde entonces.

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