Los días leves
Hay días en los que quiero tener frío para tener que arroparme. Hay días en que logro ver los colores del cielo antes que caiga la noche y aunque sea detrás de un cristal me siento afortunada.
Días en que me calienta el dorado de la tarde. En que puedo contemplar mis pies descalzos en la cerámica fría. Son días que pareciera que pasan más lento, que pesan menos, porque “no pasa nada” aunque por nuestra mente pase de todo.
Son los segundos en cámara lenta antes de un accidente de los que no podemos quitar la mirada, pero si somos los protagonistas queremos acelerarlos para no alargar el dolor que sabemos se avecina.
Dejemos que pasen estos días leves, que ya vendrán en bandada, sin grandes señales ni banderas, todas las razones de peso para querer volver a casa.