No reconozco esta tristeza

Carolina Ardila
2 min readJan 24, 2024

Como borracho con resaca me repito: “No lo volveré hacer”, pero se me olvida. Se me olvida desvanecerme en la cocina de aquella amiga que me cuidó durante una semana mientras yo aprendía cuidadosa y lentamente a curarme las heridas.

Se me olvida la espera intranquila, los silencios que se sienten eternos, la despedida que sabía que venía como una ola de tres metros hacia mí, a revolcarme, a meterme agua en los pulmones y arena en el traje de baño. Qué difícil es sacarse toda esa arena de todos lados.

No reconozco esta tristeza y no tengo resaca. No sirve de nada abrazarme al retrete frío. Se me olvidó, claro, cuando la adrenalina me invadía. Cuando le tenía tan cerca que su olor me embriagaba y cada encuentro podía ser una primera y última vez. Una adicción que creía tener bajo control, hasta que no.

¿Tenemos un límite para las primeras veces? ¿No estoy muy mayor para sentir así? ¿Para sentirme así? Para que los sentimientos me atraviesen, me sacudan como un terremoto.

Fabio Morábito, un poeta medio mexicano -no me juzgen, googleenlo para que vean de qué hablo- escribió un libro titulado No me despiertes si tiembla. Tal vez yo necesito una alarma sísmica.

La lógica me dice que es normal que no reconozca esta tristeza. Porque no había sentido este terremoto transatlántico, loco, con reglas, tan cercano como distante.

Un terremoto. Un terremoto que me repetía “no eres demasiado”, a mí, cuando ambos estábamos generando un movimiento tan profundo que no entra en la escala de Ritcher. Pero tal vez no fui suficiente.

Por eso hoy estoy abrazada a esta tristeza que no reconozco, sin nada que me sostenga, con un dolor que atraviesa, sin cuentas regresivas, sin manera de cuantificar la magnitud de este sismo y sus réplicas diarias.

No reconozco esta tristeza y siento que me estoy haciendo viejita mientras recojo los escombros. Por eso les digo: Ya no me despierten si tiembla. Ya no quiero sentir más terremotos.

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Carolina Ardila

Como diría Alicia, la del país de las maravillas: A duras penas se quién soy. Se quién era cuando me levanté, pero he cambiado varias veces desde entonces.