Valencia no es Valencia

Carolina Ardila
2 min readSep 18, 2019

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Valencia es la casa de mis papás, el atardecer desde una jardinera que se volvió balcón, mis pies sobresaliendo entre las rejas blancas un poquito oxidadas, la brisa de las 5:34 pm y la vista desde esa jardinera pintada con los cerros de El Trigal.

Valencia es la cruz que encienden en Diciembre, el lugar donde dicen se apareció la Virgen y el hotel a medio construir que quedó encajado entre tanto verde, así como las fotos que nos hicimos allí, o la policía diciendo “pilas muchachos que aquí venimos cada cierto tiempo a recoger cuerpos”.

Valencia es la única terraza que sobresale del paisaje en una fila de casas de una planta y los perros en el porche de esas mismas casas que al pasar me asustaban, uno a uno, aunque supiera que estaban allí y estuviese protegida por mi propio guardián “Joe el sucio” (o Joe Fernando para la familia) que no medía más de treinta centímetros de altura, blanco como un trapero usado y ojos negros noche.

Valencia es la puerta de la casa permanente abierta, la cuadra en la que nunca hubo niñas de mi edad y los paseos hasta la base de esos cerros en los que Joe dirigía y yo solo me dejaba llevar – no quepa duda que nos sacábamos a pasear los dos –.

Valencia es el colegio de varones que se convirtió en mixto justo a tiempo cuando me tenían que matricular, las cerámicas azul claro, los laboratorios de química y los regaños de la coordinadora por hacer amigos dos y tres años mayores.

Valencia es las bandas y los toques de esos mismos amigos que no pude ver
en los bares que no me dejaron entrar por ser menor de edad.

Valencia es las cuatro avenidas, aprender a manejar en subida “y sin que se apague el carro”, es la variante, ese tramo de autopista que había que transitar para llegar a la universidad y sentir que era infinita.

Valencia es la casa de mis papás, el sonido de los árboles, las palmeras y el bullicio de los loros al final de la tarde. También es los almuerzos en familia, en esa, la casa que existe pero ya no es hogar, así que no me pidan que extrañe, no me pregunten si quiero volver.

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Carolina Ardila
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Written by Carolina Ardila

Como diría Alicia, la del país de las maravillas: A duras penas se quién soy. Se quién era cuando me levanté, pero he cambiado varias veces desde entonces.

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